Cada día, más de 1.000 refugiados de Sudán del Sur huyen de los enfrentamientos en su país y cruzan a Kenia, Etiopía y Uganda, donde los equipos de emergencia de Médicos Sin Fronteras (MSF) dispensan asistencia médica y humanitaria. En solamente un mes, más de 100.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, se han visto obligados a abandonar su país y a menudo emprender largos viajes a pie, en autobús o camión, llevándose consigo únicamente lo que pueden cargar. Algunas familias llegan a la frontera sin nada; son muchas las personas que necesitan comida, agua, abrigo y atención médica.
"La mayoría de los refugiados en Uganda huyeron de los enfrentamientos en Bor, y caminaron durante cuatro o cinco días hasta llegar a Juba, donde se subieron a un autobús o un camión hasta la frontera", explica Ruben Pottier, coordinador general de MSF en Uganda, país que acoge a más de 61.000 refugiados de Sudán del Sur. "Casi todo son mujeres y niños. Apenas se ven hombres cuando recorres el campo. Es algo que resulta realmente impactante", añade Pottier. Más de 25.000 refugiados se hacinan en el asentamiento de Dzaipi, un campo construido para albergar a sólo 3.000 personas. Hace calor y hay polvo por todas partes, y las condiciones de vida son terribles para aquéllos que viven debajo de los árboles o dentro de una escuela. "Tratamos casos graves de malaria, diarrea, e infecciones respiratorias", explica el Dr. Fredericke Dumont, de MSF. "Hay mujeres que padecen complicaciones durante el embarazo y algunos casos de desnutrición".
Está previsto acomodar a las refugiados de Dziapi en un campo permanente en Numanzi, y está proyectado construir tres campos más en las próximas semanas. En la actualidad, MSF está poniendo en marcha servicios de agua y saneamiento, gestionando servicios de atención ambulatoria y hospitalaria, dispensando atención materna, vacunando y prestando apoyo nutricional a los refugiados en Uganda. A medida que se vayan abriendo nuevos campos, MSF irá ampliando sus actividades.
"Como ahora hay un gran número de personas viviendo en una región asolada por frecuentes epidemias de cólera y meningitis, estamos vigilando muy de cerca la situación sanitaria en los campos", afirma Pottier. En torno a 10.000 refugiados de Sudán del Sur han huido a otro país vecino, Kenia, donde MSF está trabajando en el cruce fronterizo de Nadapal. Algunos llegan cansados, hambrientos y deshidratados; otros han vendido las pocas pertenencias que llevaban consigo para poder costearse el transporte. MSF trabaja con el Ministerio de Sanidad de Kenia examinando a todos los refugiados que llegan a Nadapal para detectar si padecen o no sarampión. Hasta la fecha, el equipo ha examinado a 6.000 personas y vacunado a más de 1.000 niños contra el sarampión y la polio. Siete casos sospechosos de sarampión han sido referidos al hospital local para tratamiento. "Con casos de sarampión reportados en los campos de Juba, por los que han pasado todos estos refugiados, es de vital importancia que hagamos todo lo que está en nuestras manos para prevenir un brote en Kenia", declara Molinie.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: George Philipas (Reuters)
"La mayoría de los refugiados en Uganda huyeron de los enfrentamientos en Bor, y caminaron durante cuatro o cinco días hasta llegar a Juba, donde se subieron a un autobús o un camión hasta la frontera", explica Ruben Pottier, coordinador general de MSF en Uganda, país que acoge a más de 61.000 refugiados de Sudán del Sur. "Casi todo son mujeres y niños. Apenas se ven hombres cuando recorres el campo. Es algo que resulta realmente impactante", añade Pottier. Más de 25.000 refugiados se hacinan en el asentamiento de Dzaipi, un campo construido para albergar a sólo 3.000 personas. Hace calor y hay polvo por todas partes, y las condiciones de vida son terribles para aquéllos que viven debajo de los árboles o dentro de una escuela. "Tratamos casos graves de malaria, diarrea, e infecciones respiratorias", explica el Dr. Fredericke Dumont, de MSF. "Hay mujeres que padecen complicaciones durante el embarazo y algunos casos de desnutrición".
Está previsto acomodar a las refugiados de Dziapi en un campo permanente en Numanzi, y está proyectado construir tres campos más en las próximas semanas. En la actualidad, MSF está poniendo en marcha servicios de agua y saneamiento, gestionando servicios de atención ambulatoria y hospitalaria, dispensando atención materna, vacunando y prestando apoyo nutricional a los refugiados en Uganda. A medida que se vayan abriendo nuevos campos, MSF irá ampliando sus actividades.
"Como ahora hay un gran número de personas viviendo en una región asolada por frecuentes epidemias de cólera y meningitis, estamos vigilando muy de cerca la situación sanitaria en los campos", afirma Pottier. En torno a 10.000 refugiados de Sudán del Sur han huido a otro país vecino, Kenia, donde MSF está trabajando en el cruce fronterizo de Nadapal. Algunos llegan cansados, hambrientos y deshidratados; otros han vendido las pocas pertenencias que llevaban consigo para poder costearse el transporte. MSF trabaja con el Ministerio de Sanidad de Kenia examinando a todos los refugiados que llegan a Nadapal para detectar si padecen o no sarampión. Hasta la fecha, el equipo ha examinado a 6.000 personas y vacunado a más de 1.000 niños contra el sarampión y la polio. Siete casos sospechosos de sarampión han sido referidos al hospital local para tratamiento. "Con casos de sarampión reportados en los campos de Juba, por los que han pasado todos estos refugiados, es de vital importancia que hagamos todo lo que está en nuestras manos para prevenir un brote en Kenia", declara Molinie.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: George Philipas (Reuters)
No hay comentarios:
Publicar un comentario