El día que Luis Alberto Fuentes pisó una mina antipersona en Colombia,
durante un paseo con su familia, perdió mucho más que la pierna derecha y
la capacidad auditiva. Se quedó sin la posibilidad de labrarse un
futuro. En un país donde ya es complicado salir de la pobreza si además
se suma una discapacidad el reto se antoja casi una misión imposible.
Pero no lo es. Un microcrédito de 240 euros vino a salvarle la vida.
Literal. Con el dinero montó dos negocios -uno de venta de ladrillos,
que fabrica él mismo en el patio trasero de su casa, y una tienda de
comestibles- que en la actualidad dan de comer a un total de 21
personas.
http://www.elmundo.es/america/2012/09/02/noticias/1346597421.html
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