La facturación de productos de Comercio Justo en nuestro país ha ascendido a 26 millones de euros en este último año, lo que supone un 16,8% más que en 2010.
Esta es la luz que arroja el informe 'El Comercio Justo en España 2011.
Comercio y Desarrollo'. Sin embargo, una sombra se desprende de los
datos: la crisis se está cebando con la artesanía de los productores de América Latina, Asia y África. "Lo tienen muy mal. Las opciones de reciclado en su actividad son casi nulas. Son comunidades donde la artesanía era el último clavo ardiendo al que agarrarse", lamenta Juan José Martínez, vicepresidente de la Coordinadora Estatal del Comercio Justo.
La alimentación sigue siendo el motor de este sistema comercial alternativo que apuesta por salarios más justo e igualdad de oportunidades. Sus ventas representan el 88% del total, y reflejan una subida del 27% durante el 2011. "El café sigue siendo el producto estrella: está detrás de la mitad de las compras ya sea en grano, molido o en tazas de café en la hostelería. Le siguen los dulces, que han incrementado sus ventas en un 77% el último año", añade Juan José. La crueldad del mercado ha tenido su impacto más fuerte en las artesanías, que han descendido un 16%. Actualmente, representan una décima parte de los ingresos del sector. Únicamente, los textiles han subido sus ventas. "La crisis de la artesanía es general en toda España. Engancha un círculo vicioso. Son productos que solemos destinar a hacer regalos, y cada vez se opta menos por ellos, porque tampoco presentan mucha innovación.
En la medida en que bajan las ventas, se invierte menos en actualizarlos y la moda vive del cambio constante", continúa el vicepresidente. Sin la innovación, no hay inversión en el sector y esto supone una aceleración en la crisis de estos productos. "Lamentablemente, tenemos que reconocer que hoy se vende menos artesanía de comercio justo que hace 10 años. Esto nos preocupa porque detrás de la cifra hay muchos hombres y mujeres de América Latina, África y Asia que realizan esta actividad para sobrevivir". El informe confirma que esta alternativa comercial es cada vez más plural y compleja. Las tiendas dedicadas al comercio justo y otros minoristas, que hasta hace poco eran la opción mayoritaria de compra, han descendido su facturación en un 10%. Sin embargo, ha aumentado las compras en nuevos espacios. Cada vez es más común ver productos de comercio justo en grandes superficies como supermercados, y en el sector hostelero, hasta ahora poco explotados aproximándose así a la tendencia europea.
En cuanto al perfil del consumidor, no ha quedado ajeno a esta tendencia a la complejidad. Sigue manteniéndose el consumidor fiel por concienciación solidaria. Sin embargo, la subida del consumo no es consecuencia de sus compras. No consume más, sino que hay más consumidores. De hecho, la crisis económica lleva a que el gasto por persona sea menor. En 2011, el gasto por habitante fue de 0,55 céntimos, diez veces menos que en el resto de Europa. No obstante, ha surgido el nuevo perfil de un consumidor menos concienciado con la causa, pero que al ver el producto en sus establecimientos de compra habituales lo incluye en su cesta de la compra. "El consumidor fiel se ha desbordado. Se ha difuminado con otros no tan sensibilizados pero que eligen los productos de comercio justo", concluye Juan José.
Pero ese es un primer paso importante. Es la primera forma de combatir políticas de comercio injustas que impactan en millones de personas. Ya que tal y como relata Gonzalo Donaire, responsable de estudios de CECJ ('Los impactos del comercio justo en el Sur'): "cuando compramos hacemos una elección y cómo lo hagamos resolverá la pregunta que más nos preocupa ¿con qué mercado (justo o injusto) saldremos de la crisis?".
Publicado en el diario El Mundo
Autor: Noelia Suárez
La alimentación sigue siendo el motor de este sistema comercial alternativo que apuesta por salarios más justo e igualdad de oportunidades. Sus ventas representan el 88% del total, y reflejan una subida del 27% durante el 2011. "El café sigue siendo el producto estrella: está detrás de la mitad de las compras ya sea en grano, molido o en tazas de café en la hostelería. Le siguen los dulces, que han incrementado sus ventas en un 77% el último año", añade Juan José. La crueldad del mercado ha tenido su impacto más fuerte en las artesanías, que han descendido un 16%. Actualmente, representan una décima parte de los ingresos del sector. Únicamente, los textiles han subido sus ventas. "La crisis de la artesanía es general en toda España. Engancha un círculo vicioso. Son productos que solemos destinar a hacer regalos, y cada vez se opta menos por ellos, porque tampoco presentan mucha innovación.
En la medida en que bajan las ventas, se invierte menos en actualizarlos y la moda vive del cambio constante", continúa el vicepresidente. Sin la innovación, no hay inversión en el sector y esto supone una aceleración en la crisis de estos productos. "Lamentablemente, tenemos que reconocer que hoy se vende menos artesanía de comercio justo que hace 10 años. Esto nos preocupa porque detrás de la cifra hay muchos hombres y mujeres de América Latina, África y Asia que realizan esta actividad para sobrevivir". El informe confirma que esta alternativa comercial es cada vez más plural y compleja. Las tiendas dedicadas al comercio justo y otros minoristas, que hasta hace poco eran la opción mayoritaria de compra, han descendido su facturación en un 10%. Sin embargo, ha aumentado las compras en nuevos espacios. Cada vez es más común ver productos de comercio justo en grandes superficies como supermercados, y en el sector hostelero, hasta ahora poco explotados aproximándose así a la tendencia europea.
En cuanto al perfil del consumidor, no ha quedado ajeno a esta tendencia a la complejidad. Sigue manteniéndose el consumidor fiel por concienciación solidaria. Sin embargo, la subida del consumo no es consecuencia de sus compras. No consume más, sino que hay más consumidores. De hecho, la crisis económica lleva a que el gasto por persona sea menor. En 2011, el gasto por habitante fue de 0,55 céntimos, diez veces menos que en el resto de Europa. No obstante, ha surgido el nuevo perfil de un consumidor menos concienciado con la causa, pero que al ver el producto en sus establecimientos de compra habituales lo incluye en su cesta de la compra. "El consumidor fiel se ha desbordado. Se ha difuminado con otros no tan sensibilizados pero que eligen los productos de comercio justo", concluye Juan José.
Pero ese es un primer paso importante. Es la primera forma de combatir políticas de comercio injustas que impactan en millones de personas. Ya que tal y como relata Gonzalo Donaire, responsable de estudios de CECJ ('Los impactos del comercio justo en el Sur'): "cuando compramos hacemos una elección y cómo lo hagamos resolverá la pregunta que más nos preocupa ¿con qué mercado (justo o injusto) saldremos de la crisis?".
Publicado en el diario El Mundo
Autor: Noelia Suárez
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