La educación de las niñas en Afganistán está en riesgo. El informe 'Mucho en Juego. La educación de las niñas en Afganistán', presentado por Oxfam (Intermón Oxfam en España) y firmado por esta y otras 15 ONG, afirma que la pobreza, la inseguridad, la falta de profesoras y unas escuelas mal equipadas están minando la educación de las niñas afganas.
En este momento, 2,4 millones de niñas están escolarizadas, frente a las 5.000 de 2001. Pero mientras esta cifra crece, ellas no dejan de toparse con muchas barreras a la hora de recibir educación. La calidad de ésta es altamente irregular y las escuelas no cuentan con las estructuras necesarias. Por ello, cerca de medio millón de las niñas escolarizadas no asiste regularmente a clase. A través de este informe, las ONG piden al gobierno afgano y a los países donantes nuevos esfuerzos para mantener a las niñas en las escuelas y mejorar la calidad de la educación. El documento se ha realizado a partir de una encuesta realizada a más de 1600 niñas, padres y profesores en 17 de las 34 provincias de Afganistán.
“Las niñas afganas están ávidas de educación: cerca de dos tercios de las niñas con las que hablamos dijeron que querían terminar la Universidad. El sistema educativo está afrontando el mayor reto desde 2001, pues estamos observando un retroceso en algunos de los últimos avances realizados en las escuelas. Lo que supone un gran desperdicio del talento y el potencial de estas jóvenes”, afirma el portavoz de Intermón Oxfam, Francisco Yermo.
De los 2,4 millones de niñas escolarizadas, 1,9 millones están matriculadas en la escuela primaria. La cifra baja a 400.000 si hablamos de educación secundaria y de 120.000 niñas en la escuela superior. A los 18 años, sólo el 18% de las chicas se encuentran aún en la escuela, en comparación con el 41% de hombres que todavía estudian.
Las niñas entrevistadas dijeron que la pobreza es el mayor obstáculo para su educación y la causa principal del abandono tras la educación primaria, seguida de la inseguridad y de los matrimonios forzados. Además, más del 40% de los entrevistados aseguró que las niñas tienen que dejar la escuela para ayudar a sus familias o porque éstas son demasiado pobres para hacer frente a necesidades como el transporte y los uniformes, entre otras.
Las niñas que continúan en la escuela tras la primaria reciben una educación pobre debido a la falta de profesoras con formación, de escuelas sólo para niñas y de materiales básicos en las aulas. Solamente el 30% del profesorado está compuesto por mujeres y la gran mayoría trabaja en las áreas urbanas y sus alrededores, con más de un tercio de ellas en Kabul. Por el contrario, en la insegura provincia de Khost, en la frontera con Pakistán, sólo el 3% del profesorado lo componen mujeres. Y en la vecina Paktika, esta cifra cae al 1%.
Muchas de las escuelas no disponen de infraestructuras necesarias para proveer de una educación de calidad. Más del 40% de las niñas entrevistadas señalaron que reciben las clases al aire libre o en estructuras temporales. El reporte señala que la situación de las niñas en el ámbito rural es la peor. “Por ejemplo, en la provincia de Balkh, menos de un 10% de las niñas asisten a una escuela construida normalmente, mientras que tres cuartas partes de las que viven en Kabul sí lo hacen. Por otro lado, algunas han reportado que deben viajar más de tres horas cada día de camino a la escuela más cercana”, señala Yermo.
Las ONG advierten de que la intensificación del conflicto -que se está extendiendo hacia áreas hasta ahora seguras como el centro, el norte y el oeste del país- está impidiendo cada vez más que las niñas acudan a la escuela. Para más de un tercio de los entrevistados, la inseguridad es el mayor obstáculo. Algunas escuelas, especialmente las escuelas para niñas, han instado a los padres a que dejen a las niñas en casa precisamente por su seguridad.
El informe también recalca que en lugar de nuevos esfuerzos por promover la educación de las niñas, muchos donantes se están centrando cada vez más en la estabilización del país y en la lucha contra la insurgencia. Con muchas de las tropas de los países de la OTAN centradas en la delegación de las tareas de seguridad al gobierno afgano y en la retirada para 2014, las ONG se muestran profundamente preocupadas por la posibilidad de que la ayuda humanitaria para Afganistán decrezca tras la retirada de las tropas internacionales.
“Debemos asegurarnos de que las niñas afganas encaran una pizarra y no un futuro sombrío. Con más profesoras en las escuelas y con más colegios femeninos podemos mantener a las niñas en las aulas. Es crucial que los gobiernos donantes mantengan su apoyo al desarrollo, especialmente en lo que respecta a la educación, incluso cuando sus tropas dejen el país. Invertir en educación es vital para el futuro de Afganistán. Una mujer educada está más capacitada para defender sus intereses, formar una familia y contribuir a la economía”, dice Yermo.
Publicado en el diario El Mundo
Foto: Mónica Bernabé
En este momento, 2,4 millones de niñas están escolarizadas, frente a las 5.000 de 2001. Pero mientras esta cifra crece, ellas no dejan de toparse con muchas barreras a la hora de recibir educación. La calidad de ésta es altamente irregular y las escuelas no cuentan con las estructuras necesarias. Por ello, cerca de medio millón de las niñas escolarizadas no asiste regularmente a clase. A través de este informe, las ONG piden al gobierno afgano y a los países donantes nuevos esfuerzos para mantener a las niñas en las escuelas y mejorar la calidad de la educación. El documento se ha realizado a partir de una encuesta realizada a más de 1600 niñas, padres y profesores en 17 de las 34 provincias de Afganistán.
“Las niñas afganas están ávidas de educación: cerca de dos tercios de las niñas con las que hablamos dijeron que querían terminar la Universidad. El sistema educativo está afrontando el mayor reto desde 2001, pues estamos observando un retroceso en algunos de los últimos avances realizados en las escuelas. Lo que supone un gran desperdicio del talento y el potencial de estas jóvenes”, afirma el portavoz de Intermón Oxfam, Francisco Yermo.
De los 2,4 millones de niñas escolarizadas, 1,9 millones están matriculadas en la escuela primaria. La cifra baja a 400.000 si hablamos de educación secundaria y de 120.000 niñas en la escuela superior. A los 18 años, sólo el 18% de las chicas se encuentran aún en la escuela, en comparación con el 41% de hombres que todavía estudian.
Las niñas entrevistadas dijeron que la pobreza es el mayor obstáculo para su educación y la causa principal del abandono tras la educación primaria, seguida de la inseguridad y de los matrimonios forzados. Además, más del 40% de los entrevistados aseguró que las niñas tienen que dejar la escuela para ayudar a sus familias o porque éstas son demasiado pobres para hacer frente a necesidades como el transporte y los uniformes, entre otras.
Las niñas que continúan en la escuela tras la primaria reciben una educación pobre debido a la falta de profesoras con formación, de escuelas sólo para niñas y de materiales básicos en las aulas. Solamente el 30% del profesorado está compuesto por mujeres y la gran mayoría trabaja en las áreas urbanas y sus alrededores, con más de un tercio de ellas en Kabul. Por el contrario, en la insegura provincia de Khost, en la frontera con Pakistán, sólo el 3% del profesorado lo componen mujeres. Y en la vecina Paktika, esta cifra cae al 1%.
Muchas de las escuelas no disponen de infraestructuras necesarias para proveer de una educación de calidad. Más del 40% de las niñas entrevistadas señalaron que reciben las clases al aire libre o en estructuras temporales. El reporte señala que la situación de las niñas en el ámbito rural es la peor. “Por ejemplo, en la provincia de Balkh, menos de un 10% de las niñas asisten a una escuela construida normalmente, mientras que tres cuartas partes de las que viven en Kabul sí lo hacen. Por otro lado, algunas han reportado que deben viajar más de tres horas cada día de camino a la escuela más cercana”, señala Yermo.
Las ONG advierten de que la intensificación del conflicto -que se está extendiendo hacia áreas hasta ahora seguras como el centro, el norte y el oeste del país- está impidiendo cada vez más que las niñas acudan a la escuela. Para más de un tercio de los entrevistados, la inseguridad es el mayor obstáculo. Algunas escuelas, especialmente las escuelas para niñas, han instado a los padres a que dejen a las niñas en casa precisamente por su seguridad.
El informe también recalca que en lugar de nuevos esfuerzos por promover la educación de las niñas, muchos donantes se están centrando cada vez más en la estabilización del país y en la lucha contra la insurgencia. Con muchas de las tropas de los países de la OTAN centradas en la delegación de las tareas de seguridad al gobierno afgano y en la retirada para 2014, las ONG se muestran profundamente preocupadas por la posibilidad de que la ayuda humanitaria para Afganistán decrezca tras la retirada de las tropas internacionales.
“Debemos asegurarnos de que las niñas afganas encaran una pizarra y no un futuro sombrío. Con más profesoras en las escuelas y con más colegios femeninos podemos mantener a las niñas en las aulas. Es crucial que los gobiernos donantes mantengan su apoyo al desarrollo, especialmente en lo que respecta a la educación, incluso cuando sus tropas dejen el país. Invertir en educación es vital para el futuro de Afganistán. Una mujer educada está más capacitada para defender sus intereses, formar una familia y contribuir a la economía”, dice Yermo.
Publicado en el diario El Mundo
Foto: Mónica Bernabé
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