La banda mexicana de lenones consignada en días pasados contaba con un variado catálogo para prostituir a las menores de edad sobre las que ejercía control. Los sujetos ofrecían a las menores no sólo para tener sexo con sus clientes, sino que las "vendían" para "tríos", despedidas de solteros, fiestas navideñas y reuniones privadas, donde las adolescentes debían realizar bailes eróticos, hacer shows lésbicos o simplemente fungir como damas de compañía.
Este catálogo sexual, documentado en el expediente consignado al Juzgado 5o de lo Penal, permitía a las adolescentes obtener dinero extra. Según las pesquisas de la Procuraduría, los operadores de esta red ofrecían a las jovencitas para fiestas a fin de que hicieran bailes eróticos por $700, pero esto no incluía la relación sexual, que tenía un precio extra de $800.
De esta forma, las menores de edad obtenían doble comisión, aunque en muchas ocasiones los clientes sólo las contrataban para que les bailaran en fiestas privadas. Una de estas fiestas, según consta en el expediente radicado al Juzgado 5o. Penal, se realizó en diciembre en un local social del rumbo de la Unidad Deportiva Kukulcán. En ese lugar, según relató Monserrat (la adolescente cuya madre denunció la explotación sexual de su hija), ella y Vanessa (otra menor del grupo) acudieron a la fiesta navideña de los ejecutivos y ejecutaron bailes eróticos durante una hora.
En esa ocasión no tuvieron sexo con los empleados, de manera que no obtuvieron ganancias extras. Sin embargo, Monserrat asegura que en otras fiestas privadas a las que eran llevadas ella y otras menores eran "rifadas" por los participantes para tener sexo con el ganador o bien con el que cumplía años o al que le hacían la despedida de soltero. Según la Procuraduría, Jenny Marisol Solís Polanco y David Añorve tasaban los precios de acuerdo con los servicios que prestaban las adolescentes, con precios que iban de los $700 a los $1,500.
El servicio más caro era el que incluía "tríos", que podían llegar a costar $3,000, pero incluían a dos adolescentes y relaciones sexuales sin ningún límite. En el expediente consta también que las adolescentes fungían como damas de compañía, en especial para un cliente del fraccionamiento Montealbán que las llevaba sólo para platicar sus penas con ellas.- Carlos Augusto Gebhardt Acosta.
Publicado en el Diario del Yucatán (México)
Este catálogo sexual, documentado en el expediente consignado al Juzgado 5o de lo Penal, permitía a las adolescentes obtener dinero extra. Según las pesquisas de la Procuraduría, los operadores de esta red ofrecían a las jovencitas para fiestas a fin de que hicieran bailes eróticos por $700, pero esto no incluía la relación sexual, que tenía un precio extra de $800.
De esta forma, las menores de edad obtenían doble comisión, aunque en muchas ocasiones los clientes sólo las contrataban para que les bailaran en fiestas privadas. Una de estas fiestas, según consta en el expediente radicado al Juzgado 5o. Penal, se realizó en diciembre en un local social del rumbo de la Unidad Deportiva Kukulcán. En ese lugar, según relató Monserrat (la adolescente cuya madre denunció la explotación sexual de su hija), ella y Vanessa (otra menor del grupo) acudieron a la fiesta navideña de los ejecutivos y ejecutaron bailes eróticos durante una hora.
En esa ocasión no tuvieron sexo con los empleados, de manera que no obtuvieron ganancias extras. Sin embargo, Monserrat asegura que en otras fiestas privadas a las que eran llevadas ella y otras menores eran "rifadas" por los participantes para tener sexo con el ganador o bien con el que cumplía años o al que le hacían la despedida de soltero. Según la Procuraduría, Jenny Marisol Solís Polanco y David Añorve tasaban los precios de acuerdo con los servicios que prestaban las adolescentes, con precios que iban de los $700 a los $1,500.
El servicio más caro era el que incluía "tríos", que podían llegar a costar $3,000, pero incluían a dos adolescentes y relaciones sexuales sin ningún límite. En el expediente consta también que las adolescentes fungían como damas de compañía, en especial para un cliente del fraccionamiento Montealbán que las llevaba sólo para platicar sus penas con ellas.- Carlos Augusto Gebhardt Acosta.
Publicado en el Diario del Yucatán (México)
No hay comentarios:
Publicar un comentario