Cada vez son más las comunidades africanas que, en un goteo lento pero constante, van dejando atrás la traumática tradición de la ablación del clítoris, sustituyendolo por una pubertad social más inocua. Mujeres como Agnes Pareyio, una masai que ha dedicado su vida a promover los derechos de la mujer y a luchar contra la mutilación genital femenina en Kenia, son las culpables de la paulatina reducción de esta práctica, que corren el riesgo de padecer tres millones de niñas africanas cada año.
A los 13 años, una navaja mutiló sus genitales y cambió para siempre su cuerpo adolescente. Fueron un "sufrimiento y un dolor indescriptibles", que no ha logrado olvidar. "El trauma de ablación te acompaña siempre", afirma. Desde aquel día odió esa práctica -que destroza la vida de 6.000 niñas cada día- y prometió combatirla. Pero fue más tarde, cuando escuchó los gritos de otras chicas que huían de sus hogares para escapar de ese horror, cuando empezó trabajar para ayudarles. Así nació Tasaru Ntomonok (Rescate de la mujer), una ONG que se ha convertido en el único refugio de cientos de adolescentes que escapan de sus casas para no quedar condenadas de por vida a la insatisfacción sexual, a infecciones, hemorragias u otras de las muchas consecuencias que acarrea esta práctica, que en algunos casos llega a provocar la muerte.
Esta organización presta atención integral a niñas en riesgo de sufrir la mutilación y matrimonios tempranos forzosos. Mantiene abiertos dos centros de acogida, en colaboración con la ONG Mundo Cooperante. Desde el año 2.000 han salvado a unas 5.000 niñas. Paralelamente, la propia Agnes, separada y con tres hijos, recorre las aldeas y habla con las familias, casa por casa. Intenta sensibilizarles sobre la necesidad de acabar con este ritual ancestral que simboliza el paso de la niñez a la edad adulta. Frente a esta tortura, propone expresiones culturales con el mismo significado, pero inocuas. Una pubertad social en la que se enseña a las menores educación sexual, se las prepara para el matrimonio y su futura maternidad y se les conmina a completar su educación.
A nivel internacional, el programa deTasaru Ntomonok es en un referente y Agnes ha ofrecido conferencias en numerosos países occidentales, en cuyas comunidades inmigrantes se han dado casos de ablación. En un continente donde los problemas de la mujer: violencia, negación de derechos, marginación... nunca terminan, es necesaria mucha fuerza para seguir adelante. Por ello Agnes, de visita en España para participar en el programa de Mundo Cooperante 'Mujeres que cambian el Mundo', pide apoyo para mantener su lucha contra la ablación, vigente aún en 28 países.
Publicado en el diario El Mundo
Autora: Marta Arroyo
Foto: Mundo Cooperante
A los 13 años, una navaja mutiló sus genitales y cambió para siempre su cuerpo adolescente. Fueron un "sufrimiento y un dolor indescriptibles", que no ha logrado olvidar. "El trauma de ablación te acompaña siempre", afirma. Desde aquel día odió esa práctica -que destroza la vida de 6.000 niñas cada día- y prometió combatirla. Pero fue más tarde, cuando escuchó los gritos de otras chicas que huían de sus hogares para escapar de ese horror, cuando empezó trabajar para ayudarles. Así nació Tasaru Ntomonok (Rescate de la mujer), una ONG que se ha convertido en el único refugio de cientos de adolescentes que escapan de sus casas para no quedar condenadas de por vida a la insatisfacción sexual, a infecciones, hemorragias u otras de las muchas consecuencias que acarrea esta práctica, que en algunos casos llega a provocar la muerte.
Esta organización presta atención integral a niñas en riesgo de sufrir la mutilación y matrimonios tempranos forzosos. Mantiene abiertos dos centros de acogida, en colaboración con la ONG Mundo Cooperante. Desde el año 2.000 han salvado a unas 5.000 niñas. Paralelamente, la propia Agnes, separada y con tres hijos, recorre las aldeas y habla con las familias, casa por casa. Intenta sensibilizarles sobre la necesidad de acabar con este ritual ancestral que simboliza el paso de la niñez a la edad adulta. Frente a esta tortura, propone expresiones culturales con el mismo significado, pero inocuas. Una pubertad social en la que se enseña a las menores educación sexual, se las prepara para el matrimonio y su futura maternidad y se les conmina a completar su educación.
A nivel internacional, el programa deTasaru Ntomonok es en un referente y Agnes ha ofrecido conferencias en numerosos países occidentales, en cuyas comunidades inmigrantes se han dado casos de ablación. En un continente donde los problemas de la mujer: violencia, negación de derechos, marginación... nunca terminan, es necesaria mucha fuerza para seguir adelante. Por ello Agnes, de visita en España para participar en el programa de Mundo Cooperante 'Mujeres que cambian el Mundo', pide apoyo para mantener su lucha contra la ablación, vigente aún en 28 países.
Publicado en el diario El Mundo
Autora: Marta Arroyo
Foto: Mundo Cooperante
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