Lo que para la mayoría son solo ventajas, puede convertirse para unos
pocos en un grave inconveniente, hasta el punto de que es la propia
vida la que está en juego. Y es que la insularidad, la misma que trae a
miles de turistas cada año al Archipiélago, es uno de los grandes
enemigos de al menos media docena de canarios con cardiopatías severas,
que se han tenido que trasladar a Madrid para recibir un trasplante de
corazón. La mayoría convive en pisos de acogida que les ofrecen Cruz Roja y la ONG Corazón y Vida,
financiados en parte por el Gobierno regional. A uno de ellos llegó
hace un mes Roque Estévez Martín, un icodense de 50 años que desde hace
tres sufre una enfermedad hereditaria que solo puede solucionarse
definitivamente con un trasplante.
http://www.diariodeavisos.com/2015/05/latidos-vida-2-000-kilometros-distancia/
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