El hambre se alimenta de territorios castigados con sequías bíblicas, estados fallidos, subdesarrollo, especulación con el precio de los alimentos y ofensivas de los señores de la guerra. El Cuerno de África, la cuna del ser humano, ha sufrido durante los últimos dos años una durísima hambruna alertada desde mucho antes por varias ONG y organismos como Cruz Roja o el Programa Mundial de Alimentos. De nada sirvió. Han muerto miles de personas en pleno siglo XXI, cuando este tipo de crisis humanitarias parecían extinguidas después de catástrofes como las de Biafra, Eritrea o Sudán a principios de los años 90.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/06/solidaridad/1328561329.html
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