—Dos euros para nosotros no significa nada, pero para niños a cinco mil kilómetros de aquí puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
—¿Cómo podemos salvar a esos seres inocentes del desfiladero de una muerte lenta, trágica y desgraciadamente segura?
—Donando dos euros para luchar contra el sida, la malaria y la tuberculosis en el momento de formalizar un vuelo, reservar un hotel o alquilar un vehículo por Internet.
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