Estadísticas

Buscar este blog

sábado, 23 de abril de 2011

Mochileros



“Hay mil vidas diferentes y cada uno debe escoger la suya”. Con esa frase se presentó ante nosotros Nuria, una doctora en Antropología catalana que un buen día decidió pedir una excedencia en su trabajo fijo para dar la vuelta al mundo. Con la mochila como única compañera de viaje, ha recorrido varios continentes y más de medio centenar de países. Su espíritu nos sorprendió cuando cruzamos las primeras palabras en español con ella (algo que aquí se agradece mucho) en un backpacker en Akaroa, y nos fascinó todavía más cuando nos desgranó sus andanzas por medio planeta y nos sumergió en su tesis sobre los ritos funerarios de las tribus indonesas.

Nuria es una más de entre los cientos de mochileros que cansados de rutinas se embarcan en una aventura que, según ellos mismos explican, cambia para siempre sus vidas. Los hay de todas las nacionalidades, razas, colores y condición social, aunque sorprendentemente son mayoría las chicas de entre 20 y 30 años que viajan solas. Desde nuestra cómoda adolescencia de sillón, acciones así sólo pueden llevarlas a cabo personas de espíritu libre, locos que pretenden demostrarse a sí mismos que son capaces de desafiar a las leyes de la lógica.

Pero nada más lejos de la realidad. Entre estos viajeros (al menos lo que nosotros hemos encontrado) hay muchos profesionales titulados, trabajadores cansados del yugo mercantilista y hasta parejas dispuestas a voltear su presente. Es el caso de Vanessa, una joven alemana licenciada en marketing y relaciones internacionales que hace nueve meses emprendió un apasionante periplo en bicicleta junto a su ahora ex pareja. Tras salir de su Hamburgo natal, donde dejó un trabajo fijo, familia y amigos, ha recorrido más de 50.000 kilómetros por media Europa (incluidas las Islas Canarias), África, América y ahora Oceanía, desde donde confiesa que quizá es el momento de volver a casa y retomar su vida donde se quedó.

De la experiencia, se queda con los cinco idiomas que ahora habla y los miles de compañeros que ha encontrado por el camino, la mayor parte de los cuales (incluidos nosotros) serán para siempre. Entre ellos está la francesa Isaline, quien tras terminar sus estudios de relaciones públicas en la Universidad de París, buscó en Australia y Nueva Zelanda una primera toma de contacto con la hostelería, donde pretende labrase un porvenir. Sola pero con un enorme sentido de la responsabilidad y sin miedo a lo desconocido, lleva tres meses recorriendo las Antípodas, y aunque tiene claro que no se quedará aquí para siempre, asegura que repetiría experiencia con los ojos cerrados.

Algo similar le ocurre a Esteban e Isa, un matrimonio sevillano afincado en Suiza que un día decidió llegar hasta Asia en coche. Así, atravesaron Italia, Rumanía, Albania, Turquía y Armenia y llegaron hasta Irán. Luego empezaron una increíble ruta por países mágicos y extremadamente complejos, como Malasia, Singapur, India, Nepal, Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia.

Desde Nueva Zelanda viajaban ahora hasta Australia, y de ahí a Fiji, otro destino de moda de miles de jóvenes europeos que han decidido cambiar el aroma del ‘Viejo continente’ por el exotismo de las islas del Pacífico. Ligeros de equipaje, con un blog un poco abandonado y mil anécdotas que quieren reunir en un libro, para esta singular pareja siempre habrá tiempo de volver a un país como España, donde la tasa de paro supera el 20% mientras el gobierno mira hacia otro lado.

Bien es verdad que ni Nuria, ni Vanessa, ni Isaline, ni Esteban o Isa son ejemplos de nada, ni ellos lo pretenden. Pero sí representan a ese otro grupo de personas (las menos) que no se conforman con ir del trabajo a casa y de casa al trabajo por el resto de sus días. Son ese tipo de sujetos que siempre buscan un oasis en medio del desierto, algo de luz al final del túnel. Que tienen claro que hay mil formas diferentes de vivir una vida, y sólo una vida para comprobarlo.


No hay comentarios: