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miércoles, 2 de mayo de 2012

Un jet privado ¿solidario? para el rey de Swazilandia

La cooperación en Swazilandia, último país donde se ejerce una monarquía absoluta en África, comienza por arriba, muy arriba. En un país en el que el 25% de la población está infectado de sida y en el que el 60% está por debajo del umbral de la pobreza, su rey, Mswati III ha recibido un jet privado como regalo de un donante anónimo. La ocurrente explicación del nuevo avión DC-9 que pertenece a la Casa Real de Swazilandia la ha dado el Gobierno, controlado por el monarca, que ha, parece, intentando frenar la avalancha de críticas que se les viene encima. "Se trata de una donación para ayudar a la cooperación", dijo el primer ministro, Barnabas Dlamini, en una esperpéntica rueda de prensa.

 
"El avión lo usará la Reina Madre y nuestro monarca para ir a otros países a pedir fondos para nuestros súbditos", explicó. ¿Quién lo ha comprado?, le preguntaron los periodistas. "El donante quiere permanecer en el anonimato", resolvió Dlamini. Sin embargo, el capricho parece obedecer al deseo de un monarca que estaba triste porque los festejos de su 44 cumpleaños habían tenido un perfil bajo para lo que él acostumbra. La presión internacional amenaza constantemente con retirar las ayudas en un país tan pobre como pródigo en excesos de su mandatario.

Mswati III, con una fortuna personal cercana a los 100 millones de dólares según la revista Forbes, no pudo gastar los 2,5 millones de dólares que liquidó en su último gran festejo de lujo y, a cambio, ha decidido comprarse un avión para su familia. Una propiedad más que añadir a los 13 palacios que tiene con cada una de sus trece esposas, su flota de coches deportivos de lujo y su ropa de marca con la que acostumbra a pasear entre sus paupérrimos súbditos. De hecho, el avión servirá para aunar el gran séquito con el que viaja el monarca y con el que acostumbra a mandar a sus esposas a hacer compras a Londres o Singapur.

Sin embargo, la cada vez mayor contestación interna que tiene en su propio país y que él controla a palos (hubo grandes revueltas en 2011 coincidiendo con la primavera árabe) ha protestado airadamente por la compra de la nave. "¿Cómo puede la compra de un avión ayudar al desarrollo de un país tan pobre?", han dicho los activistas por la democracia. "Es ridículo pensar que alguien hace una donación y luego oculta su nombre. Es evidente que lo ha comprado él", señalan. La respuesta por parte de las altas estancias es reiterativa: "Servirá para ir a otros países a pedir fondos de ayuda". El capricho del rey le habría costado a los swazis algo más de dos millones de dólares. Barato para un avión actual pero que cuenta con un gran inconveniente: "Tiene una gasto de 3.000 o 4.000 euros en combustible por hora y altos costes de mantenimiento", señalan los expertos en aviación.

Mientras, en medio de toda esa polémica, Mswati, sus esposas y su madre volarán los vuelos de medio mundo en su flamante Dc-9 particular y, como dice Mazibuko, uno de los líderes activistas por la democracia "nuestros niños no van a las escuelas, no hay medicamentos en los hospitales públicos y el desempleo crece hasta cuotas insoportables". Beneficios de ser el último monarca absoluto de África, el de sobrevolar por encima de tus súbditos.

Publicado en el diario ElMundo.es
Autor: Javier Brandoli 

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