La organización médico-humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha accedido a las provincias sirias de Homs y de Idlib, donde los heridos y el personal médico son blanco de ataques y amenazas. A falta de que se respete el alto el fuego y de una solución política duradera, MSF apela a todas las partes en el conflicto a que respeten la integridad de heridos, médicos y estructuras de salud. La organización también urge a que se intensifiquen los esfuerzos diplomáticos y políticos para que se haga respetar, sin uso de la fuerza, la seguridad de los heridos y del personal sanitario.
Desde hace meses, MSF está intentando sin éxito obtener el permiso para intervenir oficialmente en Siria con personal médico en las provincias más afectadas por la violencia. Hasta ahora, ninguna de las gestiones emprendidas por la organización humanitaria con las autoridades del país o a través de diferentes intermediarios ha llegado a buen puerto. Después de acceder a Homs, un equipo de MSF logró entrar en la provincia de Idlib. Los pacientes y el personal sanitario son perseguidos, y corren el riesgo de ser detenidos y torturados. “Si te encuentran asistiendo a un paciente es como si te cogieran llevando un arma”, declara un cirujano con el que habló MSF en una aldea de la región. En la mayoría de estructuras médicas, el personal sanitario trabaja en un clima de tensión tal que los heridos son enviados a casa en cuanto se les dispensan los primeros auxilios, a fin de poder evacuar rápidamente las instalaciones en caso de un ataque armado.
“Trabajamos tanto como pudimos en un hospital público durante tres días. Operamos a 15 heridos y luego tuvimos que evacuar el centro en 10 minutos debido a la inminencia de un ataque”, explica un cirujano del equipo de MSF. Cuando se producen incursiones armadas, los hospitales y el personal sanitario no son respetados. Las estructuras de salud y las farmacias son saqueadas y destruidas. “Uno de los hospitales que visitamos fue destruido. En otro, hubo que cerrar el quirófano porque resultaba demasiado peligroso operar a los heridos. En un lugar donde queríamos instalar una estructura de salud, los médicos, aterrados, nos disuadieron diciendo que era demasiado arriesgado”, añade el cirujano de MSF. “Sin embargo, hay equipamiento y material médico. Resulta paradójico.
Los recursos y las infraestructuras existen, pero el miedo y el riesgo de detención son tan grandes que los médicos son reticentes a asistir a los pacientes”. “A falta de autorización para entrar en el país, solo disponemos de una visión parcial de la situación médica en Siria”, explica Brice de le Vingne, director de operaciones de MSF en Bruselas. “Pero la información recogida en Idlib confirma lo que sabíamos de Homs. Vimos centros de salud militarizados, lo que significa que el acceso a la atención sanitaria depende del bando al que uno pertenezca. Hoy las estructuras de salud en Siria son objetivo de los ataques, lo que pone a los pacientes en peligro e impide al personal sanitario hacer su trabajo”, concluye.
Foto: Médicos del Mundo
Desde hace meses, MSF está intentando sin éxito obtener el permiso para intervenir oficialmente en Siria con personal médico en las provincias más afectadas por la violencia. Hasta ahora, ninguna de las gestiones emprendidas por la organización humanitaria con las autoridades del país o a través de diferentes intermediarios ha llegado a buen puerto. Después de acceder a Homs, un equipo de MSF logró entrar en la provincia de Idlib. Los pacientes y el personal sanitario son perseguidos, y corren el riesgo de ser detenidos y torturados. “Si te encuentran asistiendo a un paciente es como si te cogieran llevando un arma”, declara un cirujano con el que habló MSF en una aldea de la región. En la mayoría de estructuras médicas, el personal sanitario trabaja en un clima de tensión tal que los heridos son enviados a casa en cuanto se les dispensan los primeros auxilios, a fin de poder evacuar rápidamente las instalaciones en caso de un ataque armado.
“Trabajamos tanto como pudimos en un hospital público durante tres días. Operamos a 15 heridos y luego tuvimos que evacuar el centro en 10 minutos debido a la inminencia de un ataque”, explica un cirujano del equipo de MSF. Cuando se producen incursiones armadas, los hospitales y el personal sanitario no son respetados. Las estructuras de salud y las farmacias son saqueadas y destruidas. “Uno de los hospitales que visitamos fue destruido. En otro, hubo que cerrar el quirófano porque resultaba demasiado peligroso operar a los heridos. En un lugar donde queríamos instalar una estructura de salud, los médicos, aterrados, nos disuadieron diciendo que era demasiado arriesgado”, añade el cirujano de MSF. “Sin embargo, hay equipamiento y material médico. Resulta paradójico.
Los recursos y las infraestructuras existen, pero el miedo y el riesgo de detención son tan grandes que los médicos son reticentes a asistir a los pacientes”. “A falta de autorización para entrar en el país, solo disponemos de una visión parcial de la situación médica en Siria”, explica Brice de le Vingne, director de operaciones de MSF en Bruselas. “Pero la información recogida en Idlib confirma lo que sabíamos de Homs. Vimos centros de salud militarizados, lo que significa que el acceso a la atención sanitaria depende del bando al que uno pertenezca. Hoy las estructuras de salud en Siria son objetivo de los ataques, lo que pone a los pacientes en peligro e impide al personal sanitario hacer su trabajo”, concluye.
Foto: Médicos del Mundo
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