La población del Sahel está al límite. Hay un millón de niños menores de cinco años en riesgo inmediato de desnutrición severa y 12 millones de personas en emergencia nutricional. Níger, Burkina Faso, Malí, Chad y Camerún tienen una situación crítica. En Níger muchas familias han comenzado a alimentarse a base de mijo, madera de los árboles y de los desechos reservados para los animales.
La directora general de PLAN en España, Concha López dice que "apenas ha llegado el 35% de la ayuda necesaria para paliar la grave situación. Seguimos trabajando contrarreloj. Es necesario que la comunidad internacional vuelva los ojos al Sahel y actúe". La llamada 'época del hambre' que normalmente tiene lugar de junio a octubre, se ha adelantado. La causa han sido las interminables sequías, las malas cosechas y las plagas de insectos y langostas. "No hay pastos para el ganado ni para la población", declaró Hassane Mahamadou, director de programas de PLAN en Tillaberi, Niger. "No tenemos alimentos. Comemos los residuos que antes dábamos al ganado y tengo miedo de que mis hijos se vaya a morir", cuenta Halima, madre de cuatro menores de cinco años.
Son ya más de un millón de niños los que presentan alarmantes índices de desnutrición. Además arrastran enfermedades como la tos ferina y la meningitis. "Estamos recibiendo bastantes niños, muchos más que el año pasado. Cada mes tenemos cerca de 100 que llegan completamente desfallecidos porque no tienen nada que comer, están muy enfermos", cuenta Mariétou Adamou, enfermera jefe del Centro de Recuperación Nutricional Intensiva de PLAN en Níger.
En Camerún llegan a verse cinco niños menores de cinco años con debilidad crónica cada semana. En este país PLAN está llevando a cabo acciones para concienciar a la población de cómo alimentarse con los alimentos disponibles y se les educa para que reconozcan la desnutrición. Además han puesto en marcha programas de alimentación en las escuelas para que los alumnos puedan alimentarse, al menos una vez a día.
Tras el pasado golpe de estado en Malí, 220.000 personas se han desplazado. Este hecho ha llevado más inestabilidad a los países próximos (130.000 malienses huyeron a Burkina Faso, Níger y Mauritania). Sin embargo, hay 95.000 malienses en el norte del país que no pueden recibir atención humanitaria por la situación de conflicto político en la zona. La ONG lleva en Malí un plan de reparto de alimentación de emergencia en 25 escuelas del país, que permite a 1511 niños comer cada día.
PLAN, está repartiendo ayuda de emergencia entre 10.000 refugiados malienses en Níger. Este país a pesar de que cuenta con 5 millones de ciudadanos en alerta alimentaria, colabora con sus el país vecino. Los refugiados comen únicamente una vez, por la mañana y deben soportar los 35º que hace a la sombra mientras mendigan alimentos para su familia. “Cuando me fui no me podía traer nada porque tenía que llevar a mis hijos. Ni siquiera alimentos. Mi marido se ha ido a buscar trabajo al extranjero y yo voy pidiendo comida a la gente que me encuentro por el camino" cuenta Azahara Naziou, una refugiada maliense.
La ONG también está trabajando para paliar el hambre en la zona mediante proyectos de nutrición y diversificación agrícola. En Níger promueven sencillos sistemas de riego e información nutricional y agricola que les ayude a diversificar su producción. Así, consideran que se aumentará la disponibilidad de alimentos en las aldeas. Otro problema que la organización quiere combatir es el alto coste de los alimentos. PLAN ha organizado varios bancos de cereales a un precio asequible. “La población se ha quedado sin poder adquisitivo. Han heredado deudas de las crisis anteriores de manera que aunque los precios de los alimentos son relativamente bajos, la gente no puede pagarlos” explica Mahamadou, director de programas de PLAN en Níger.
Publicado en ElMundo.es
Foto: PLAN
La directora general de PLAN en España, Concha López dice que "apenas ha llegado el 35% de la ayuda necesaria para paliar la grave situación. Seguimos trabajando contrarreloj. Es necesario que la comunidad internacional vuelva los ojos al Sahel y actúe". La llamada 'época del hambre' que normalmente tiene lugar de junio a octubre, se ha adelantado. La causa han sido las interminables sequías, las malas cosechas y las plagas de insectos y langostas. "No hay pastos para el ganado ni para la población", declaró Hassane Mahamadou, director de programas de PLAN en Tillaberi, Niger. "No tenemos alimentos. Comemos los residuos que antes dábamos al ganado y tengo miedo de que mis hijos se vaya a morir", cuenta Halima, madre de cuatro menores de cinco años.
Son ya más de un millón de niños los que presentan alarmantes índices de desnutrición. Además arrastran enfermedades como la tos ferina y la meningitis. "Estamos recibiendo bastantes niños, muchos más que el año pasado. Cada mes tenemos cerca de 100 que llegan completamente desfallecidos porque no tienen nada que comer, están muy enfermos", cuenta Mariétou Adamou, enfermera jefe del Centro de Recuperación Nutricional Intensiva de PLAN en Níger.
En Camerún llegan a verse cinco niños menores de cinco años con debilidad crónica cada semana. En este país PLAN está llevando a cabo acciones para concienciar a la población de cómo alimentarse con los alimentos disponibles y se les educa para que reconozcan la desnutrición. Además han puesto en marcha programas de alimentación en las escuelas para que los alumnos puedan alimentarse, al menos una vez a día.
Tras el pasado golpe de estado en Malí, 220.000 personas se han desplazado. Este hecho ha llevado más inestabilidad a los países próximos (130.000 malienses huyeron a Burkina Faso, Níger y Mauritania). Sin embargo, hay 95.000 malienses en el norte del país que no pueden recibir atención humanitaria por la situación de conflicto político en la zona. La ONG lleva en Malí un plan de reparto de alimentación de emergencia en 25 escuelas del país, que permite a 1511 niños comer cada día.
PLAN, está repartiendo ayuda de emergencia entre 10.000 refugiados malienses en Níger. Este país a pesar de que cuenta con 5 millones de ciudadanos en alerta alimentaria, colabora con sus el país vecino. Los refugiados comen únicamente una vez, por la mañana y deben soportar los 35º que hace a la sombra mientras mendigan alimentos para su familia. “Cuando me fui no me podía traer nada porque tenía que llevar a mis hijos. Ni siquiera alimentos. Mi marido se ha ido a buscar trabajo al extranjero y yo voy pidiendo comida a la gente que me encuentro por el camino" cuenta Azahara Naziou, una refugiada maliense.
La ONG también está trabajando para paliar el hambre en la zona mediante proyectos de nutrición y diversificación agrícola. En Níger promueven sencillos sistemas de riego e información nutricional y agricola que les ayude a diversificar su producción. Así, consideran que se aumentará la disponibilidad de alimentos en las aldeas. Otro problema que la organización quiere combatir es el alto coste de los alimentos. PLAN ha organizado varios bancos de cereales a un precio asequible. “La población se ha quedado sin poder adquisitivo. Han heredado deudas de las crisis anteriores de manera que aunque los precios de los alimentos son relativamente bajos, la gente no puede pagarlos” explica Mahamadou, director de programas de PLAN en Níger.
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