Miles de personas de Sudán del Sur afectadas por los recientes actos de violencia entre diferentes etnias en la aldea de Pibor, situado en la provincia oriental de Jonglei, necesitan recibir ayuda urgentemente, según ha advertido la ONU. "En las próximas semanas vamos a tener que elaborar una operación de emergencia para ayudar a las personas desarraigados por la violencia", declaró diga Gran, Coordinadora de la Acción Humanitaria de las Naciones Unidas en el país.
Desde la independencia en julio de Sur de Sudán, se han sucedido varios enfrentamientos entre distintas comunidades y grupos de insurgentes con el Gobierno del nuevo país. Además, la tensión en la frontera con Sudán ha ido en aumento con los bombardeos por parte del Ejecutivo de Jartum sobre la región sudanesa de Kordofán del Sur, que ha obligado a muchos refugiados a trasladarse a campamentos en territorio sursudanés.
El jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Sudán del Sur, Parthesarathy Rajendran, cuenta que el poblado de Lekongole ha sido totalmente arrasado, cuando su equipo llegó al lugar "parecía un pueblo fantasma (...) Miles de familias han huido a campo abierto, sin agua, ni alimentos ni ropa para permanecer a la intemperie y asustados". Dos de los centros de la ONG también han sido además devastados, por lo que sus trabajadores han detenido temporalmente la actividad en dicha provincia y no pueden ofrecer la tan necesaria ayuda a su población.
La coordinadora de la ONU en Sudán explicó en un comunicado que "cientos de refugiados han vuelto a la aldea. Son vulnerables y requieren ayuda". Unos 6.000 hombres armados de la tribu Lou Nuer han ido en estos últimos días hacia Pibor, la aldea de la tribu Murle a la que acusan de haberles robado sus animales. A su paso han quemado chozas y han arrasado con uno de los hospitales de Médicos Sin Fronteras. "La violencia empleada por ambas tribus ha provocado la destrucción de viviendas, los medios de subsistencia de la población y obstaculizan la entrega de la ayuda", ha añadido Gran. Según los testimonios, aún difícilmente verificables, han podido morir alrededor de 150 personas, principalmente mujeres y niños, al intentar escapar.
"Las operaciones humanitarias están amenazadas por la persistente inseguridad en la región," añadió. En Jonglei durante el 2011, la violencia entre las diferentes etnias, los ataques a los campamentos para robar ganado y las operaciones de represalias han causado más de 1.100 muertos y unas 63.000 personas se han visto obligadas a abandonar su domicilio, según un informe de las Naciones Unidas. Estos episodios violentos, a menudo relacionadas con las historias de robo de ganado, constituyen una amenaza real para la estabilidad del joven país, independizado de Khartoum desde julio.
Foto: Avril Benoit
Desde la independencia en julio de Sur de Sudán, se han sucedido varios enfrentamientos entre distintas comunidades y grupos de insurgentes con el Gobierno del nuevo país. Además, la tensión en la frontera con Sudán ha ido en aumento con los bombardeos por parte del Ejecutivo de Jartum sobre la región sudanesa de Kordofán del Sur, que ha obligado a muchos refugiados a trasladarse a campamentos en territorio sursudanés.
El jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Sudán del Sur, Parthesarathy Rajendran, cuenta que el poblado de Lekongole ha sido totalmente arrasado, cuando su equipo llegó al lugar "parecía un pueblo fantasma (...) Miles de familias han huido a campo abierto, sin agua, ni alimentos ni ropa para permanecer a la intemperie y asustados". Dos de los centros de la ONG también han sido además devastados, por lo que sus trabajadores han detenido temporalmente la actividad en dicha provincia y no pueden ofrecer la tan necesaria ayuda a su población.
La coordinadora de la ONU en Sudán explicó en un comunicado que "cientos de refugiados han vuelto a la aldea. Son vulnerables y requieren ayuda". Unos 6.000 hombres armados de la tribu Lou Nuer han ido en estos últimos días hacia Pibor, la aldea de la tribu Murle a la que acusan de haberles robado sus animales. A su paso han quemado chozas y han arrasado con uno de los hospitales de Médicos Sin Fronteras. "La violencia empleada por ambas tribus ha provocado la destrucción de viviendas, los medios de subsistencia de la población y obstaculizan la entrega de la ayuda", ha añadido Gran. Según los testimonios, aún difícilmente verificables, han podido morir alrededor de 150 personas, principalmente mujeres y niños, al intentar escapar.
"Las operaciones humanitarias están amenazadas por la persistente inseguridad en la región," añadió. En Jonglei durante el 2011, la violencia entre las diferentes etnias, los ataques a los campamentos para robar ganado y las operaciones de represalias han causado más de 1.100 muertos y unas 63.000 personas se han visto obligadas a abandonar su domicilio, según un informe de las Naciones Unidas. Estos episodios violentos, a menudo relacionadas con las historias de robo de ganado, constituyen una amenaza real para la estabilidad del joven país, independizado de Khartoum desde julio.
Foto: Avril Benoit
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