África sigue siendo un continente por descubrir, en todos los sentidos. Partiendo de esa premisa, el Colegio Oficial de Farmacéuticos, en colaboración con la Universidad de La Laguna (ULL), organizaron la pasada semana unas jornadas científico-culturales centradas en las oportunidades del sector farmacéutico de las Islas en el continente negro, especialmente en aquellos países más próximos.
Así, se analizaron aspectos como las estrategias sanitarias de Canarias hacia África, la promoción de un modelo logístico en los países del entorno del Archipiélago o las perspectivas de desarrollo de la industria del medicamento en el continente africano. Según explicó a este periódico el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Tenerife, Guillermo Schwartz, "en el 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó a los países africanos que fueran creando agencias reguladoras del medicamento y que iniciasen políticas farmacéuticas en el entorno de la sanidad pública, además de que intentaran regular los procedimientos de los farmacias".
En la práctica, sin embargo, sólo dos países, Cabo Verde y Togo, tienen ya una legislación en marcha, mientras que la mayoría aún está muy lejos de ese objetivo de la regulación. "El objetivo es darle accesibilidad a la población, controlar los precios y evitar las falsificaciones, que es la gran lacra que existe en África en el tema de los medicamentos", denotó Guillermo Schwartz.
El responsable del Colegio de Farmacéuticos de Tenerife aseguró que "actualmente, la cifra de medicamentos que van de Canarias a África es testimonial, y depende casi exclusivamente de ONG y entidades humanitaria. En situaciones de crisis en algunos países, el Gobierno regional sí ha enviado medicamentos a través de los planes de ayuda humanitaria", reiteró Schwartz, quien sin embargo afirmó que "se están intentando abrir vías de acción y se está trabajando en ese sentido".
En la misma línea se manifestó la directora del departamento de internacional de Farmaindustria, Icíar Sanz de Madrid, quien manifestó que "África es un continente donde, especialmente en la zona subsahariana, no hay cultura sanitaria ni sistemas financieros estables, y donde el acceso a la salud no está garantizado, por lo que mucho menos lo está el acceso a los medicamentos".
"Investigar y poner en circulación un nuevo medicamento es costoso, arriesgado y muy lento", aseguró Sanz, quien señaló que "la fase de investigación cubre unos diez años, tiempo en el que la solicitud y concesión de patente va corriendo, por lo que, cuando llega al mercado, la empresa ya ha consumido casi dos tercios del tiempo de explotación de la patente".
Diversificar el riesgo
"Y resulta también arriesgado porque la probabilidad de que la molécula llegue a medicamento es mínima, ya que en la fase investigadora pueden detectarse múltiples problemas que hacen que la investigación no llegue a prosperar", espetó la directiva de Farmaindustria. En su opinión, "hay que diversificar el riesgo de internacionalización acudiendo a mercados emergentes, como China, Brasil, Turquía, Indonesia o Corea, para lo cual se necesita un nivel importante de liquidez y adentrarse en los nuevos destinos de manos de una empresa local, verdadera conocedora de este mercado.
"La industria farmacéutica salva vidas, es cierto, pero no es menos cierto que es una industria que necesita ganar dinero para seguir invirtiendo en investigación", agregó Icíar Sanz, quien consideró razonable que empresas canarias del sector busquen oportunidades de negocio en África en los próximos años.
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