El profesor Enrique Martínez Carretero, miembo del departamento de Parasitología de la Universidad de La Laguna, desmonta algunas de las falsas creencias existentes en torno a la introducción en Canarias de determinadas afecciones, fruto de la inmigración ilegal. Martínez Carretero deja claro que "las personas que llegan en cayuco son superhombres, porque es imposible soportar lo que soportan con una fiebre malárica, sida o una leishmaniasis visceral. La propia patera es una selección natural de los inmigrantes que llegan", agregó el investigador de la ULL, quien incluso señala que "las propias familias seleccionan a los más fuertes, a los que tienen más posibilidades de llegar". "Es verdad que ha habido casos de personas llegadas con malaria u otras enfermedades, y hay que tener cuidado; pero no hay que pensar que son unos apestados. Hay que hacer un control y un seguimiento de la gente que entra, a fin de evitar futuros problemas; pero no son un peligro inminente", espeta.
A diferencia de la inmigración, Martínez Carretero denota la relación existente entre las guerras y la transmisión de enfermedades, por ejemplo a través de los soldados que se emplean en los conflictos armados. "Las guerras generan pobreza y provocan movimientos de población hacia guetos y lugares de protección, lo que hace que entren en contacto enfermos, sanos y vectores, los tres componentes para que la afección se desarrolle".
"Cuando esta población vuelve a sus casas, la difunde aún más, lo que hace que se cierre el círculo y provoque núcleos incontrolados", arguye el profesor de la ULL, quien asevera que "el caso de los soldados es similar, porque miles de ellos se meten en el sistema al entrar en contacto con los parásitos y personas infectadas, ya que su sistema inmune no está acostumbrado. Y a su vuelta, el vector puede cerrar el ciclo", añade. Según Martínez Carretero, el problema real estriba en que estas enfermedades "no están dentro de la rutina de diagnóstico de sociedades como la europea". "Pero si llegan personas de lugares en riesgo, podemos pasar por alto posibles casos de malaria u otras enfermedades, y su no detección o el retraso en el diagnóstico puede ser perjudicial para el paciente".
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