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lunes, 27 de octubre de 2008

"El cambio climático puede favorecer la llegada a Europa de enfermedades tropicales"

El inmunólogo colombiano Manuel Alfonso Patarroyo ha continuado la senda iniciada por su padre, Manuel Elkin Patarroyo (Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y reconocido por la Academia Nobel de Suecia con el Premio a la Excelencia en la investigación latinoamericana), en la investigación contra la malaria, una enfermedad que produce dos millones de muertos al año. No en vano, en la actualidad Manuel Alfonso es el jefe de Investigación en vacunas del Instituto de Inmunología de Colombia, responsable de los trabajos más importantes en el campo de la también llamada fiebre palúdica o paludismo. El enconado esfuerzo de los Patarroyo y su equipo ha abierto además un camino totalmente nuevo en la ciencia. La novedad radica en que proporciona los principios para emplear la síntesis química de pequeños fragmentos de las proteínas, llamados péptidos, para fabricar vacunas contra las enfermedades infectocontagiosas. Así, y basados en estos principios, los científicos pueden producir químicamente vacunas contra éstas y otras muchas afecciones contra las que hasta ahora no existían tratamientos eficaces.

- ¿En qué momento se encuentra la elaboración de la vacuna contra la malaria?
"Tenemos muchos fragmentos candidatos a vacuna que individualmente protegen. Estamos en la fase de mirar en monos -todavía no se ha empezado nada en humanos- cuáles se pueden combinar para mantener y aumentar la eficacia protectiva. En unos ocho o diez años podrá obtenerse la vacuna definitiva contra la cepa Plasmodium Vivax de la malaria, mientras que la de la Plasmodium Falciparum podría estar incluso antes".

- Al menos la malaria, al igual que el sida y otras enfermedades, sí tienen los fondos necesarios para la investigación, ¿no?
"Cierto. Digamos que estamos mejor que las enfermedades olvidadas, aunque eso no quiere decir que estemos bien. Por ejemplo, entre los años 1975 y 1996, de los 1.223 medicamentos que se produjeron, tres son antimaláricos, y eso deja muy claro el interés que existe en invertir sobre la malaria".

- ¿Se han sentido incomprendidos de alguna manera a la hora de desarrollar su trabajo?
"Sí. Hemos recibido palos de muchos lados, porque esto tiene unos intereses detrás que son innegables. De igual modo, estamos bastante confiados, porque la ciencia se mide con unos parámetros muy claros, como son las publicaciones, el impacto de estas publicaciones, en patentes, en personal formado, etc. Y mientras no se tengan claro estos estándares, los investigadores deben preocuparse".

- Desde que hace 40 años se erradicara la viruela, no se ha podido erradicar ninguna enfermedad. ¿A qué se debe en su opinión?
"Porque, por ejemplo, hablar de erradicar la malaria no es algo que se deba tomar a la ligera. Es un parásito complejo, que está localizado en zonas de difícil acceso, en población pobre, que no tiene acceso a los servicios básicos de salud, etc. Nuestra intención final es erradicarla, pero es muy difícil pensar en una erradicación en la situación actual, con 500 millones de enfermos anuales y 2 millones de muertes. Ojalá se logre, pero hay que ir paso a paso, trabajando en distintos frentes y con diferentes vacunas, viendo cuál es la mejor estrategia costo-efectiva; pero eso no quiere decir que se dejen de administrar medicamentos ni que dejemos de investigar en nuevos medicamentos; o que dejemos de llevar mosquiteros impregnados de insecticida a zonas endémicas, que no se invierta en desecar los pantanos donde sobreviven estos mosquitos, etc. La estrategia tiene que ser conjunta y global, porque no se puede actuar pensando sólo en lograr una vacuna contra la malaria".

- ¿Existe riesgo de que se reactive la malaria en zonas donde se consideraba erradicada?
"Claro. En el momento en el que el clima empieza a subir globalmente, en lo que se refiere a las temperaturas, y en el momento que el mosquito pueda desarrollarse en lugares en los que no podía vivir antes, es probable que vuelva la enfermedad".

- Por tanto, las inversiones deben ser igualmente proporcionales en investigación, como en lo que se refiere a las ayudas al desarrollo, cooperación...
"Es que medidas de cuidado sanitario serían capaces de erradicar gran parte de las enfermedades que más afectan a los países en vías de desarrollo. Tener agua potable disponible, condiciones mínimas de expulsión de excretas en el sitio en el que deben estar, el tener acceso a servicios sanitarios primarios, pueden acaban con buena parte de estas enfermedades que afectan a las poblaciones más desfavorecidas de los países en vías de desarrollo".

- ¿Los movimientos migratorios pueden trasladar enfermedades como la malaria?
"Sí. Los movimientos migratorios pueden provocar que en España se pueda encontrar una persona con malaria. Ahora bien, lo que hay que tener presente es que se empiece a considerar la malaria como un posible diagnóstico en el momento en el que se sospeche. Porque si los médicos no están acostumbrados a ver un caso clínico de malaria, puede que ni se les ocurra, por lo que el paciente puede morir por falta de diagnóstico y tratamiento oportuno. De todas formas, si existe el vector transmisor en un país, difícilmente se va a transmitir de un enfermo a una persona. Por ahora es impensable una epidemia de malaria en Europa, porque es una enfermedad que requiere que haya un mosquito que la transmita de una persona a otra. Pero insisto que hay que prestar un entrenamiento a los médicos de zonas como Canarias, por donde pueden estar entrando inmigrantes, para que estén atentos ante posibles casos de malaria, para darles un tratamiento oportuno".

- Pero quizá esos cambios climáticos que se están produciendo, ¿podrían hacer que en un futuro sí se dieran esas condiciones en las que se desarrolla el mosquito que transmite la malaria?
"En términos generales, el clima de Europa todavía no es apto para que el mosquito se desarrolle, aunque nos hemos encontrado algunos casos de malaria autóctona en Italia, lo mismo que en Estados Unidos. No sé cuánto tiempo va a tardar para que esto ocurra en España, porque realmente no se sabe, pero hay que contemplar que un futuro pueda ser una opción".

- Entonces, ¿qué avanza más rápido, la investigación o la posibilidad de que enfermedades como la malaria puedan asentarse en Europa?
"Es difícil hacer un paralelismo entre estos dos aspectos. En vacunas se está avanzando muy rápido, por ejemplo en el caso de la malaria; aunque es verdad que tampoco se está invirtiendo demasiado en medicamentos. Se ha pasado de una estrategia de investigación básica a una de cuidados preventivos, como los mosquiteros rociados de insecticida, y se ha visto que es una estrategia que funciona. Pero aún queda camino por recorrer".

- Se habla de que una vez obtengan la vacuna, podrían donarla a la Organización Mundial de la Salud o al Gobierno colombiano, ¿no?
"Nuestra intención es donarla, pero ya tenemos la experiencia del Plasmodium Vivax, que se donó y no se aplicó nunca. Queremos donarla, aunque no sabemos cuál será el mejor mecanismo. Una posible alternativa sería que no se donase como instituto privado, sino a través del Gobierno colombiano. Sería una forma de presión política mayor, que si lo hiciéramos como instituto, pero realmente no sabemos qué hacer. También puede ser a la OMS, en el momento en el que viéramos que realmente hay una intención de que llegue a la gente que lo necesita, que es por lo que hemos trabajado toda la vida".

- Ve usted una mayor concienciación de las empresas farmacéuticas en los últimos años?
"Se ha avanzado algo, sobre todo porque se han establecido los contactos que permiten hacer que estas investigaciones sean atractivas para la industria farmacéutica. Pero es difícil que estas empresas encuentren algo de atractivo en donar medicamentos que sirven para tratar enfermedades en donde no se puede recuperar mucho la inversión en investigación, porque no son países ricos. Pero también pueden mejorar su imagen, y son estrategias que, aunque no están funcionando del todo bien, sí están actuando mejor en los últimos años. Hay algunas fundaciones privadas que sí están invirtiendo dinero para investigación en enfermedades como la malaria, como es la de Bill y Melinda Gates, que están dando dinero para investigar y para repartir medicamentos contra esa enfermedad. Pienso que hay algunas iniciativas donde se observa cierta concienciación, no sólo de la propia industria farmacéutica, sino también de la población hacia las enfermedades, en el sentido de ser conscientes de que existen, están ahí y que con herramientas muy básicas se pueden combatir de manera muy eficiente".

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