Ante Dominique Lapierre, uno siente un ataque de insustancialidad. Primero, como miembro del llamado género humano. Gracias a su labor benéfica, miles de niños hoy en la India esquivan los lanzazos de la miseria: lepra, tuberculosis, inanición, abandono, analfabetismo... Y tantos otros. Segundo, como periodista. Él encarna como pocos la figura del reportero intrépido y aventurado que recorre países, continentes, se entrevista con asesinos, presidentes, parias, lores, dedica meses, años incluso, a investigar un tema, acumula toneladas de documentos y horas y horas de grabaciones, y luego, tras un enclaustramiento puntual en su casa en el interior de la Costa Azul, alumbra libros-reportaje que vende como rosquillas y, en algunos casos, llegan a modificar el curso de la realidad (para bien). Periodismo, con mayúsculas.
http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/2990/Dominique_Lapierre
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