Una semana después del seísmo y el tsunami, los médicos se esfuerzan en ayudar a los heridos y a los enfermos en refugios temporales, carentes de agua corriente y de electricidad, del noreste de Japón, donde amenaza una epidemia de gripe mientras prevalece una ola de frío. Numerosos supervivientes sometidos a tratamiento médico dejaron su domicilio sin coger sus medicamentos y se encuentran en fríos polideportivos. En el puerto de Kesennuma, el hospital Inawashiro, cuyo bajo y primer piso fueron devastados por el tsunami, tuvo que evacuar a sus 47 pacientes.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/18/solidaridad/1300436366.html
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