Adama Baldé tiene 10 años de edad y Wilson Quadé apenas 6. Ambos son de Guinea Bissau, uno de los países más pequeños y desfavorecidos de África. De hecho, su mortalidad infantil ronda las 600 muertes por cada 1.000 nacimientos y sólo el uno por ciento de la población rural está alfabetizada. Afectados por severas patologías cardiacas, Adama y Wilson no habrían logrado sobrevivir de no ser por la rápida intervención de AIDA (Ayuda, Intercambio y Desarrollo), una ONG que desde hace cuatro años evacua niños con enfermedades graves para que sean tratados en hospitales europeos.
http://www.diariodeavisos.com/2010/diariodeavisos/content/38002/
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