Michael Horton dejó su Inglaterra natal hace ya casi una década con un objetivo para muchos utópico: poner su granito de arena para cambiar el mundo. Después de viajar por varios continentes y pasar mil y una penalidades, decidió establecerse en la turística Siem Reap, donde descubrió la cruda realidad de un país que todavía hoy tiene abiertas muchas heridas.
Con unos pocos dólares en el bolsillo y su experiencia de más de 20 años en el sector bancario, decidió ayudar a todos los que, como él, pretenden contribuir al desarrollo de Camboya. Así nació Concert, una organización dedicada al turismo responsable que conecta a todo aquel que lo desea con ONGs y entidades de ayuda y cooperación.
Se trata, como el propio Michael afirma, de “ayudar a todos aquellos que quieren ayudar y no saben cómo hacerlo”. Para ello, Concert actúa como intermediario entre los voluntarios y una veintena de organizaciones no gubernamentales –la mayor parte de ellas locales-, que trabajan en áreas como la educación, la salud o el medioambiente. “Intentamos orientar y guiar a todas aquellas personas que pretenden contribuir de alguna manera al desarrollo del país”, añade este inglés de aspecto bonachón y mente preclara.
Con la ayuda de tres voluntarios y sin apenas respaldo económico, Concert sobrevive gracias a donaciones y al apoyo de algunos amigos y familiares de Michael, cuya oficina también acoge a mochileros, varios niños de la calle y hasta un gato que campa a sus anchas por toda la estancia. “En Concert buscamos la mejor manera para canalizar las ayudas que la gente está dispuesta a ofrecer”, subraya. En este sentido, la entidad contacta con escuelas y orfanatos, impulsa acciones responsables, fomenta los negocios locales y vela por la sostenibilidad de las comunidades camboyanas menos visitadas y con más dificultades.
El proyecto de Concert, por el que se han interesado varias agencias internacionales, trata de mitigar el impacto socioeconómico, ambiental y cultural negativo que el turismo actual produce en el país, actuando como medida compensatoria y de implementación de buenas prácticas. “No basta sólo con dar algo de dinero para limpiar nuestra conciencia, sino de saber a quién se lo damos y dónde irá a parar”, concluye Michael.
Con unos pocos dólares en el bolsillo y su experiencia de más de 20 años en el sector bancario, decidió ayudar a todos los que, como él, pretenden contribuir al desarrollo de Camboya. Así nació Concert, una organización dedicada al turismo responsable que conecta a todo aquel que lo desea con ONGs y entidades de ayuda y cooperación.
Se trata, como el propio Michael afirma, de “ayudar a todos aquellos que quieren ayudar y no saben cómo hacerlo”. Para ello, Concert actúa como intermediario entre los voluntarios y una veintena de organizaciones no gubernamentales –la mayor parte de ellas locales-, que trabajan en áreas como la educación, la salud o el medioambiente. “Intentamos orientar y guiar a todas aquellas personas que pretenden contribuir de alguna manera al desarrollo del país”, añade este inglés de aspecto bonachón y mente preclara.
Con la ayuda de tres voluntarios y sin apenas respaldo económico, Concert sobrevive gracias a donaciones y al apoyo de algunos amigos y familiares de Michael, cuya oficina también acoge a mochileros, varios niños de la calle y hasta un gato que campa a sus anchas por toda la estancia. “En Concert buscamos la mejor manera para canalizar las ayudas que la gente está dispuesta a ofrecer”, subraya. En este sentido, la entidad contacta con escuelas y orfanatos, impulsa acciones responsables, fomenta los negocios locales y vela por la sostenibilidad de las comunidades camboyanas menos visitadas y con más dificultades.
El proyecto de Concert, por el que se han interesado varias agencias internacionales, trata de mitigar el impacto socioeconómico, ambiental y cultural negativo que el turismo actual produce en el país, actuando como medida compensatoria y de implementación de buenas prácticas. “No basta sólo con dar algo de dinero para limpiar nuestra conciencia, sino de saber a quién se lo damos y dónde irá a parar”, concluye Michael.
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