Es un paréntesis en su vida. Dejan su país, su casa, su trabajo, su
realidad. Después de un año, volverán de nuevo sintiéndose una persona
nueva, habiendo vivido una de las experiencias más duras y gratificantes
pero sin ningún certificado que lo acredite. Para el resto, nada ha
cambiado en ellos. Los voluntarios internacionales se van a ciegas, sin ninguna
protección oficial y sin esperanzas de reconocimiento de la importante
labor realizada. Su trabajo nutre anualmente muchos de los proyectos de
la Cooperación Española pero no son cooperantes, no cuentan con ningún respaldo legal.
Las ONG, tras años de denuncias ignoradas, han presentado a la Agencia
de Cooperación Española (AECID) una propuesta conjunta de 'regulación
del voluntariado internacional'. Exigen que los voluntarios internacionales dejen de ser invisibles en
una política de cooperación que los necesita. "No son conocidos. No tenemos cifras sobre cuántos voluntarios hay
y tampoco están reconocidos. No hay ningún reconocimiento dentro de la
Cooperación Española. Es una invisibilización de un actor que participa
en gran medida en ella", explica David Alonso, Coordinador de
Voluntariado de Entreculturas.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/20/solidaridad/1356003446.html
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