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miércoles, 2 de julio de 2014

El 60% de los migrantes centroamericanos que cruzan México para llegar a EE.UU sufre episodios de violencia

Una encuesta llevada a cabo por Médicos Sin Fronteras (MSF) revela que el 58% de los migrantes centroamericanos atendidos por la organización médico-humanitaria en México ha sufrido uno o varios episodios de violencia a lo largo de su ruta, sobre todo robos, extorsiones y asaltos. Dicha encuesta, elaborada a partir de 396 cuestionarios, se refiere a pacientes tratados en el centro y en el sur del país, por lo que las conclusiones no se pueden extrapolar al conjunto de la población migrante o a la situación en la frontera con Estados Unidos.

El 73% de ellos tiene la idea de llegar a Estados Unidos y la mayor parte viaja en los trenes de mercancías que atraviesan el país, conocidos como La Bestia, según una encuesta de la organización médico-humanitaria elaborada entre julio de 2013 y febrero de este año. Aproximadamente la mitad de los migrantes son hondureños. Les siguen en número los guatemaltecos y los salvadoreños. “En su tránsito, la población migrante está expuesta a situaciones de violencia como asaltos, robos, violencia sexual contra mujeres y menores, extorsiones y secuestros”, denuncia Marc Bosch, coordinador general de MSF en México.


Esta violencia está principalmente relacionada con la presencia de organizaciones criminales a lo largo de la ruta”, añade. La violencia no solo es uno de los principales obstáculos que los migrantes hallan en su camino, sino que en muchos casos está en el origen de su decisión de migrar. “Salí de mi país por amenazas de las pandillas. Yo no he salido por pobreza, sino por la seguridad de mi vida, y estoy pidiendo la condición de refugiado aquí en México” , cuenta Miguel Ángel Reyes, un salvadoreño de 62 años.

El 42% de los migrantes atendidos por MSF provenientes de El Salvador y el 32% de los migrantes provenientes de Honduras expusieron algún motivo relacionado con la violencia como factor determinante para tomar la decisión de migrar. Se trata de una población vulnerable que necesita protección legal. “Además de la asistencia médica que les brinda MSF, es necesario articular otro tipo de respuestas, que pasan por buscar alternativas y medidas para garantizar la protección de la población migrante”, expone Bosch.

Hablamos de la agilización del proceso para obtener visas humanitarias en México, lo cual reduciría la vulnerabilidad de la población en tránsito, y de garantizar un concienzudo examen de cualquier solicitud para obtener el estatus de refugiado, ya sea en México o Estados Unidos, para los migrantes que han sido víctimas de situaciones de extrema violencia en sus países de origen”, propone. Ambos mecanismos están ya contemplados en la legislación mexicana y los tratados internacionales, pero su aplicación en la práctica está lejos de cubrir las necesidades de la mayor parte de la población migrante afectada por la violencia, cuya prioridad es seguir adelante con el trayecto y en muchos casos alcanzar Estados Unidos.

Aunque el perfil predominante de los migrantes sigue siendo el de varón centroamericano de entre 18 y 25 años, MSF ha observado un aumento de mujeres, que suponen un 13% del total, y de menores (9%). “A pie de vías, MSF hace intervenciones de salud primaria y salud mental, buscando tratar a los migrantes que han sido víctimas de violencia, con especial interés en los más vulnerables, en este caso menores, menores no acompañados y mujeres”, explica Bosch. MSF tiene proyectos en varios puntos del sur y el centro de México por los que pasan grandes flujos de población centroamericana, ya que en las rutas hacia el norte los migrantes tienden a dispersarse y es más difícil atenderlos.

Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: Anna Surinyach (MSF)

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