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sábado, 13 de agosto de 2011

La solidaridad del reportero

La muerte de un joven guineano en un cayuco conduce a dos reporteros de La Vanguardia a una aldea perdida en el corazón de África que se desangra por la emigración. La familia tiene que organizar el funeral por Laovo Cande, que así se llamaba, sin haber recuperado el cuerpo hundido para siempre en el Atlántico. La mayor parte de la aldea de Cademba-Uri está formada por ancianos y niños. Los jóvenes que aún no se han marchado tienen la cabeza puesta en Europa.

Durante los once días que los reporteros estuvieron con ellos asistieron a varios entierros provocados por enfermedades que en Europa hubieran tenido fácil curación. La esperanza de vida al nacer es de 49 años en la zona y 410 de cada 1.000 mujeres embarazadas mueren durante el parto.

Pese a la precariedad en la que viven los habitantes de Candemba-Uri sorprende la vitalidad, la alegría y, sobre todo, la generosidad con la que reciben a los visitantes. Toda la aldea, compuesta por chozas de adobe y cañas, es una algarabía de niños locos por salir en las fotos. En la temporada de lluvias, que va de junio a septiembre, los temporales y los huracanes suelen echar abajo las endebles viviendas, que ellos reconstruyen pacientemente. Más que el hambre, la razón principal que esgrimen para emigrar es ganar dinero con el que comprar ladrillos y cemento para no tener que reconstruir continuamente las viviendas.

Aquel viaje de los reporteros en enero de 2006 dio como resultado una serie de cinco reportajes publicados en La Vanguardia y ahora se transforma en un proyecto de cooperación para facilitar agua potable, un dispensario y una escuela a los vecinos de Candemba-Uri. El primer paso se ha dado esta semana con la inauguración de una exposición del fotógrafo Emilio Castro en el museo de Fuentes de Andalucía (Sevilla), bajo el título de Heridos por la emigración. La muestra, con la colaboración de la Fundació d'Indústries Gràfiques de Catalunya, permanecerá abierta hasta el 15 de octubre. El proyecto de cooperación se denomina Fuentes de solidaridad y se lleva a cabo mediante un acuerdo de colaboración entre el citado ayuntamiento y la Asociación de Periodistas Solidarios-Asociación de la Prensa de Sevilla.

A lo largo de un recorrido por unas 40 fotografías, el visitante puede conocer la vida cotidiana de una aldea de la sabana africana y sus carencias de agua potable e higiene. Un apartado de la exposición está dedicado a las penosas condiciones que sufre el único hospital de la zona, cuyos enfermos son tratados en camas sin colchones. El centro carece de luz eléctrica y con frecuencia el suelo se ve inundado por aguas fecales. Emilio Castro asegura: “Las malas condiciones de vida que vimos allí nos movieron a organizar esta exposición, con la idea de sensibilizar sobre la necesidad de mantener las ayudas al tercer mundo y que la crisis no acabe perjudicando a quienes más nos necesitan. Crisis es lo que lleva siglos sufriendo África”. Con muy poco se hacen muchas cosas allí. “Eso a ellos les da la vida”, insiste Castro.

El paso siguiente va a ser un proyecto de cooperación para equipar el hospital más cercano y dotar a la aldea de agua potable, un dispensario y una escuela. El equipamiento sanitario correrá a cargo del Servicio Andaluz de Salud y la escuela y el dispensario se harán con fondos aportados por particulares e instituciones públicas. En septiembre tendrá lugar en la misma localidad una mesa redonda con la participación del Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, el juez Herminio Maíllo, que investigó la muerte de Laovo Cande en el cayuco, el hermano de Laovo, Umaro Cande, y el propio fotógrafo.

Publicado en el diario La Vanguardia
Autor: Víctor Bejarano
Foto: Emilio Castro


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