Ante el anuncio de la compañía Lufthansa, en el verano de 1929, de su
intención de volar desde Berlín a Tenerife, el Cabildo insular optó por
habilitar un aeródromo provisional para atender ese vuelo. La premura de
tiempo aconsejó que se utilizara el llano de Los Rodeos, donde la
Corporación acondicionó una superficie de 17 hectáreas, que arrendó para
la ocasión. Las obras se concluyeron a finales del verano, pero la
llegada del aparato de Lufthansa debió postergarse, ya que una avería de
última hora obligó a la aeronave a regresar desde Sevilla a Berlín
cuando se proponía seguir su vuelo hasta la Isla. Fue en el segundo
intento de la misma compañía alemana, el 5 de diciembre de ese mismo
año, cuando el avión Arado VI aterrizó “con muchas dificultades” en el
germen del actual aeropuerto Tenerife Norte.
http://www.diariodeavisos.com/2015/06/enemigos-invisibles/
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